Un deportista que destaca en su especialidad es valorado como si fuese una buena inversión; se pagan enormes sumas de dinero por sus servicios deportivos y todo para complacer un colectivo fanático que paga lo que sea por verlo; él es una pieza utilitaria desde el punto de vista monetario; sus cualidades humanas poco se toman en cuenta. Lo mismo ocurre en el mundo intelectual profesional y artístico. En todos estos casos existe un condicionamiento de valoración humana: el valor que tiene fulano de tal está condicionado a su rentabilidad.
Una madre que siente verdadero amor por sus hijos muy poco le interesa los dotes y habilidades intelectuales o deportivas; más aun, le seguirá amando igual aunque sea torpe y feo. Esta madre es incondicional con sus hijos; en eso consiste el verdadero amor.
En todas las épocas siempre ha existido el utilitarismo humano pero actualmente es mucho más acentuado pues estamos viviendo la era del dinero y el consumismo.
Filosofía desde un espacio mental vacío: sin contenido alguno de condicionamientos (de ningún tipo); ni religiosos, ni nacionalistas, ni políticos, ni doctrinarios, ni ideológicos, ni de ninguna corriente filosófica. Una visión a la capa más profunda del ser humano: el ego, el miedo y el placer y, sus consecuencias y proyecciones en el desenvolvimiento de las personas y la sociedad. Nuestras idealizaciones nos separan brutalmente de la realidad.