Corrupción bancaria
Jordi Siracusa
14 de junio de 2012
Publicado en la página WEB:
En la serie
de artículos que cada mes publicamos sobre el estigma de la corrupción que
conduce inexorablemente a Europa, y muy concretamente a España, a una delicada
situación, nos ocupamos hoy del estado en que se encuentra la banca española.
Son tantas las noticias y tan
continuas sobre la situación financiera española, que tal vez en pocas horas
este escrito esté ya obsoleto. Sin embargo hay algo que no cambiará y es la
génesis de las circunstancias que nos han conducido a este estado de cosas y
cuyo bing bang indecente se inició con la descomposición provocada y culpable
del sistema.
Hay muchas preguntas que
responder y otras muchas que quedarán para siempre entre las bambalinas de los
consejos de administración, las alcobas de la infidelidad, las altas sacristías
y las secretas cuentas corrientes de los consejeros inútiles y los directivos
incapaces. Jamás y repito, jamás, quedarán en sus conciencias puesto que dudo
que su percepción de delito sea la misma que la nuestra.
Todo empezó por un deseo avaro
de beneficios fáciles y riesgos exagerados. Con el beneplácito de los
responsables políticos, las autoridades financieras del país consintieron el
desaguisado: los contratos hipotecarios con letra pequeña, las tasaciones
expresamente exageradas y la basura de otros bancos. Los consejos de
administración, particularmente los de las Cajas, fueron poblados de
incompetentes de uno u otro partido que se limitaron a asistir a los consejos
de administración y cobrar las dietas sin poner un pero a las decisiones
suicidas de los negados que antepusieron su ego a su sapiencia real. Los
beneficios ficticios fueron fagocitados por los irresponsables, creando un
tremendo agujero negro de proporciones espaciales.
Mientras tanto, los grandes
cómplices de las finanzas mentirosas, lanzaban al Pueblo una sarta de escusas.
¿Desconocimiento? ¿Incompetencia? El caso es que aseguraron que nuestro sistema
financiero era el más sólido y que ninguna entidad financiera estaba en riesgo.
Recordaran ustedes que en las tertulias televisivas miraban a la cara del
entrevistador con la suficiencia del que sabe lo que está ocurriendo: “Mire
usted, contestaban, el sistema financiero español es absolutamente solvente”.
Al propio tiempo otros decían tener la solución a todos los males, sin
contarla.
Y sucedió lo esperado… por la
banca. Ganaron los representantes y defensores del sistema, con la vista
puesta, es normal, en defender sus intereses. El primero de ellos, alcanzar el
poder. Pero de nuevo estábamos ante la ignorancia y la incompetencia o si lo
prefieren: la traición y la complaciente complicidad.
Así explotó el caso
Bankia envuelto en la bruma y ante la fuga de su principal “cerebro”. Nadie
sabía, ni saben, cómo es de grande el agujero negro y lo que es peor: ¿A qué
extraño universo nos conduce? Nadie se salva en Bankia de la quema, ni los
antiguos responsables ni los flamantes consejeros de izquierda, alguno nombrado
para equilibrar los deseos de la presidenta de la Comunidad. Y de nuevo surgieron
las miradas jactanciosas de la inopia ante las preguntas que no hacíamos todos:
“La banca española no necesita un rescate de Europa”, decían. Apenas tres
semanas después estamos en medio del caos que supone el rescate.
Y surge la gran mentira, la
madre de todas las falacias. De Guindos asegura con desparpajo que “No hay
condiciones para la sociedad española”. Pero, estimado incapaz: la mayor parte
del rescate irá destinado a entidades públicas, entre las que se encuentra la
bomba Bankia. Sepa señor mío que el estado es responsable y que los intereses,
por mucho que se esfuercen en desmentirlo, serán a cargo del erario público, es
decir, de nuestro bolsillo. Por eso se modificó recientemente la Constitución,
la “sagrada” Carta Magna intocable para cambiar la forma de Estado, consagra
que la devolución de nuestra deuda y sus intereses son prioritarios. Por tanto,
y el gobierno lo está haciendo con devoción, la educación, la enseñanza o la
investigación pasan a segundo a tercer plano. Primero, por ley, por ideario
gubernamental y por narices, debemos devolver a los inversores el capital y los
intereses para que ellos puedan fugarlos por la puerta de atrás.
Sólo hay una verdad apuntada
por De Guindos respecto al rescate: “Las condiciones son muy favorables”. Sí,
para una banca que ya se frota las manos. Les voy a poner un ejemplo: Imaginen
que a nuestros sufridos agricultores que les pagan el melón o la patata a
precios de risa para que luego especuladores e intermediarios hagan su agosto,
les exigieran salvar los beneficios de éstos con la amenaza de que sin ellos
todo el comercio mayorista y minorista se iría a pique. Y les dieran como
solución pagarles los intereses de sus deudas, el vino de sus cenas, y la cama
de sus amantes.
Pues ésta es la situación y
para ello tendremos subida del IVA, impuesto directo al consumidor por
excelencia; atraso de la edad de jubilación, es decir, más cotización y menor
disfrute; recortes en las pensiones, adiós a una de las pagas extras; menos
cultura, así ignoraremos lo que ocurre; peor sanidad, bajas humanas sin
necesidad de una guerra; nula investigación, qué inventen otros… y muchas más
mentiras vestidas de éxito.
Así con todo lo expuesto, la
corrupción bancaria queda sin castigo y se les sigue permitiendo que jueguen a
que Bankia suba para luego vender y dejarla que se estrelle o las tímidas
reacciones de Santander o BBVA para que luego se queden en agua de borrajas,
juegan y juegan, especulan y especulan porque pagamos todos. Ni ellos mismos se
explican cómo podemos ser tan imbéciles y ni tan siquiera salvándoles
reaccionan los mercado y la prima de riesgo sube y sube, paralela a los
importes de la fuga de capitales.
No se saca de la cotización a
Bankia, ni se juzga a los consejeros incompetentes, ni se regulan los salarios ni
las indemnizaciones de los inútiles, ni se intervienen las propiedades
hipotecarias para evitar que las viviendas caigan en manos de especuladores y
amiguetes, destinándolas a alquileres asequibles; ni se entra de lleno en los
activos fraudulentos; ni se castiga duramente las fugas de capital, muy al
contrario se les concede amnistía fiscal y se permiten fusiones imposibles,
nacidas ya muertas.
Y mientras Rajoy asegura que
el rescate de la banca no traerá más recortes. ¿A qué se refiere? ¿Al estado
del bienestar o los pingues beneficios de los culpables?