domingo, 29 de noviembre de 2015

MANIPULACIÓN MISTERIOSA

 La manipulación es algo muy extraño y misterioso. Mueve al mundo y nadie se da cuenta.
Cuando lo pienso detenidamente no se quien manipula a quien; en lo superficial cada quien cree manipular a otros y siente de vez en cuando que lo manipulan a él.
La vida animal tiene su organización y su distribución; hay muy pocos arriba y hay muchos abajo; el orden impartido es que unos pocos dependen de muchos; poca cantidad necesita mucha cantidad para vivir; el mundo del alimento animal es asi y asi se reparte. Los animales no se manipulan sencillamente porque no piensan; simplemente actuan unos sobre otros con maestria implicita y viene de una fuerza que todo lo abarca.

El mundo social humano tiene la misma ordenación pero no el mismo orden; el pensamiento ha causado el desorden. Ya no se trata tanto de alimento sino del anhelo de tener; unos pocos manipulan a unos cuantos mas y asi hasta el final, solo para dominar en tener mas. La manipulación se convierte en algo infinitamente complejo por causa humana.
Cada quien se satisface cuando manipula y tiene éxito; es la energia que impulsa al comercio, al marketing, la publicidad, las finanzas y del éxito empresarial. Logre esto, aquello, lo de mas alla; sin la manipulación, ¿Cómo podria ser?;

En la punta superior esta el extremo de los pocos que utilizan a muchos para tener.
La manipulación siempre produce satisfacción y la satisfacción es algo extremadamente delicioso. Es precisamente aquí donde me sorprendo mucho; ¿de donde sale esa poderosa energia para manipular?, podemos llamarla la energia de la motivación. Es la energia que mueve el mundo moderno. Quizas el origen mas profundo esta en el placer.

Solo hay algo que mas o menos entiendo, y es el misterio de los animales; si no comes te mueres por tanto, comen lo necesario para vivir; no se exceden ni guardan de mas, a no ser que sea por estrategia de sobrevivir. Ningun humano puede comer 20Kg de alimento en un dia. Entonces, ¿Cuál es la explicación a esa fantastica acumulación?.
La diferencia solo podria estar en la vanidad, que en los animales no esta. En ese orden de arriba hacia abajo, mal que bien, lo indispensable siempre esta cubierto, salvo para los que estan en la parte mas abajo cuya vida es estricta precariedad. La explicación a tan misteriosa manipulación solo esta en la vanidad, que al fin y al cabo es una aberración del placer. 

lunes, 23 de noviembre de 2015

HOJAS VACIAS

La mirada se resbala sobre el papel plagado de palabras secas, como las hojas del otoño frío; embelesado y con los ojos acuosos, borbotones de sentimientos afloran de la tierra del alma angustiada.

Palabras vacías recubiertas de encanto y sabor, dan emoción y ganas de vida; ¿vida y emociones vacías?; igual que el agua pútrida con que se riega el huerto, la marchites prospera.

Hay que reconocer la asombrosa energía que prodiga lo viejo y mustio en algunas almas adoloridas; energía que también poseen los destructivos huracanes y sismos.

Lecturas y palabras vacuas motivan al alma que agoniza dentro del cuerpo pleno de energía; es como la muerte en vida, de aquel que deambula ilusionado por el desierto plagado de espejismos.
Que lejos están los oasis en la mente ilusa y perdida.

La nostalgia y melancolía son crueles compañeros al igual que las emociones baldías.
Lo sagrado!  Lo sagrado!, palabra mágica que enciende pasiones y prende rencillas.
Muletas, apoyos y sostenes son requeridos para proseguir la vida del débil y enclenque de espíritu.

Lo feo nace de lo bello.
Y la  violencia nace de las emociones contaminadas y confundidas al igual que el veneno de la colorida y hermosa serpiente; lo hermoso no justifica el caos como tampoco las bellas palabras vacías.

Afanosos empecinados enredan las palabras con la realidad y lo vacuo con la vida y así transcurren con sus penosas existencias; la confusión y el caos se esparcen como pelusas que lleva el viento; pero lo que se lleva el viento, algún día sedimenta y germina.  

Lo sagrado no esta plasmado en las hojas mustias sino en la actitud pura con que se mira, se escucha y medita.
Lo sagrado esta en un instante de vida que abandona al embarrado recuerdo nostálgico. Un instante vacío parecido al absoluto olvido.

¿Quién podría atreverse a demostrar que la palabra vacía es más importante que la vida en paz y tranquila?





domingo, 15 de noviembre de 2015

RICO Y MENDIGO

Las atracciones inician la ceremonia; los olfatos se buscan y revisan mientras los rabos vibran en creccendo de la incontrolada emoción; la ansiedad desesperada hace danzar muchas almohadillas.
El amo repulsivo y el indiferente feliz esperan pacientemente el encuentro de la atracción. Situación incomoda para uno y para el otro asunto de diversión.

Ignorantes de sus condiciones, el mugriento con empegostado pelambre acaricia al aristocrático y sedoso pelaje mientras al mismo tiempo dos miradas se entrecruzan; una, con asco visceral desgarraba el ambiente y la otra, llena de satisfecha felicidad por tan oportuna igualación en el encuentro.

El remolino de olores se alterna sobrepasándose uno con otro; agria pestilencia con delicias de aromas balsámicos se intercambian crispando el olfato; finos linos y harapos deshilachados se acercan mas que nunca en esa ocasión; instante inexplicablemente impactante.

Lo encopetado y lo andrajoso se toparon fortuitamente por unos instantes; meneando sus rabos ellos se fueron satisfechos mientras que los orgullos dispares y repelentes se alejaron disimulando la tremenda emoción del encuentro.

REFLEXION: los animales carecen del sentido de comparación los que los dota de carencia de envidia y vanidad. El pensamiento hace la diferencia y los humanos son las únicas criaturas dotadas de pensamiento.


lunes, 9 de noviembre de 2015

ENVIDIA Y VANIDAD MOTORES DE LA ACTIVIDAD HUMANA

La desigualdad entre los seres humanos produce efectos devastadores en nuestro mundo y que no se toman en cuenta porque simplemente nadie se da cuenta. Nadie se da cuenta  por la simple razón que desde que somos muy niños vivimos en ese ambiente y esa es la realidad natural para nosotros con la cual vivimos desde que nacimos; quizás no asombrarnos es lo normal.

El motor de la actividad humana es la desigualdad y cada uno de nosotros sin darnos cuenta la promovemos cada día de nuestras vidas y trabajamos fervorosamente para acrecentarla. La sociedad nos da mensajes desde que somos muy jóvenes: debes ser el mejor, debes prepararte al máximo, debes esforzarte mucho para superar a tu prójimo, debes luchar para conseguir mejores puestos de trabajo y no dejar que te los quite tu vecino

La desigualdad tiene dos puntos polares y opuestos: queremos y deseamos distinguirnos y diferenciarnos de los demás en lo “bueno” y no deseamos destacarnos ni diferenciarnos de los demás en lo “malo”; los calificativos van en comillas para hacer notar que no son las palabras más idóneas; lo bueno incluye: tener cosas exclusivas y hermosas que poca gente tiene tales como ropa fina, coches hermosos, viviendas, embarcaciones, mucho dinero, joyas y lo que sea; claro está, cada quien lo hace a su medida según sus posibilidades económicas pero en el fondo básicamente todos tenemos esa propensión; en lo bueno también se incluye el poder, las capacidades intelectuales,  artísticas y deportivas. Lo malo incluye aspectos que nadie quiere tener porque seriamos rechazados, criticados, odiados y excluidos; se pueden incluir la carencia de cualidades morales y éticas, manifestación de vicios tremebundos, manera de pensar radicalmente distinta a la tradición y a las mayorías (costumbres, religión). Sin embargo, la desigualdad en lo bueno es la que marca la diferencia y es la principal fuente de la actividad y desgaste de energía humana; cabe destacar que hay individuos que quieren diferenciarse, ser únicos y exclusivos haciendo el mal y propagando violencia; ¿para que?, para que todos se fijen en ellos, destacarse y llamar la atención (todos sabemos quienes están en ese grupo). El sentido de la comparación es la clave en todo este asunto; cuando uno se compara, comienzan los problemas.

Las consecuencias de la desigualdad o los deseos de generarla han marcado a la humanidad y son la esencia de la historia, de las guerras, son la fuente de la actividad humana y la base de la economía y el comercio. Los colegios, universidades y otras fuentes de enseñanza son en esencia escuelas de la formación de desigualdad, tal y como está planteado modernamente.

La desigualdad es la consecuencia de un ingrediente psicológico exclusivamente humano y único en el cosmos: la envidia y la vanidad, que son las dos caras de la misma moneda (solo la padecen los seres humanos por ser la única criatura que posee pensamiento). Prácticamente no hay seres humanos que sufran su carencia; la hija y brazo ejecutor de la envidia y  vanidad es la ambición; el despliegue y proyección de ésta es la energía que utilizan los humanos para lograr sus metas. Cuando la vanidad no puede ser satisfecha, sobre todo desde tempranas edades, se produce uno de los mas terribles complejos causante de las peores tragedias sociales cuyas consecuencias son inimaginables por los daños que causa  

Gran parte del gasto energético es causado por la envidia y vanidad; para mover un coche lujoso, un avión o un bote de avanzada se requiere de energía; para producir objetos lujosos o simplemente vistosos se necesita mucha energía. Para construir una urbanización lujosa con extravagantes viviendas se requiere de un gran consumo de energía y recursos naturales.

La utilización irracional (el ser humano pocas veces es racional en su mas autentica definición), aunque si es inteligente) de recursos naturales, cuyas consecuencias son irreparables, también es debida a la envidia y vanidad.

Sin la ambición, la diferenciación de clases sociales estaría reducida a un mínimo prácticamente irrelevante; la razón de esto es que todos los recursos (dinero, recursos energéticos, fuerza de trabajo humano) estarían destinados para lograr la igualdad entre humanos y la armonía con la naturaleza. Estos son los verdaderos temas que deberían ocupar el pensamiento humano.

El consumismo desenfrenado y alocado produce hiperproducción  que es destructiva desde todo punto de vista y agota a la naturaleza de manera irreversible; evidentemente todos estos razonamientos no serán del agrado de las grandes transnacionales, quienes manejan a la masa social a su antojo con técnicas muy refinadas y sofisticadas apoyadas totalmente en la tecnología (medios de comunicación, innovaciones que incentivan el consumo etc)

Es inexplicable como se hacen congresos internacionales sobre el medio ambiente, calentamiento global y desaparición de especies de la fauna y al mismo tiempo no se toma en cuenta ni se cuestiona el consumismo desbocado que es producto simplemente de la vanidad y la envidia; hay un consumismo necesario y justificado que es la compra de lo esencial para vivir decentemente. De igual manera actúan casi todas las organizaciones pro ambiente y fauna; quizás las organizaciones más sorprendentes y contradictorias sean aquellas cuyos lemas incluyen acabar con la pobreza y el hambre (la superproducción bota alimentos para que suban de precio y no los regala a países necesitados) y jamás se dedican a combatir el consumismo irracional.

Todo el teatro que tiene gran parte de la humanidad con estos temas está sustentado en el gran pilar de la hipocresía que no es más que aparentar y decir algo contrario a lo que se es, se hace o se dice.

Grandes personajes de relevancia internacional incluyen en sus discursos la misma retórica del hambre y la destrucción del medio ambiente pero todos ellos poseen grandes cantidades de dinero y lujos (de manera escondida, claro está).

Todo esto es la envidia, vanidad, ambición y la hipocresía: los grandes motores de la actividad humana.

domingo, 1 de noviembre de 2015

LUCIFER

Se debe organizar a la gente, hay que estudiar desde muy joven, tener disciplina; hay que especializarse y dominar la tecnología; la clave es el progreso, y si hay progreso, hay bienestar, todo va bien y todos avanzan hacia delante; hay que tecnificarlo todo y hacerlo todo mas eficiente, debemos sacarle provecho al tiempo y de nuevo estudiar mucho para lograr al fin el mundo que tanto deseamos, el mundo que algunos lo llaman el caos; pero eso es mentira y no importa, sin ese mundo no se si puedo vivir; lo necesito apasionadamente como necesita el agua el sediento agonizante del desierto sofocante de calor.
 
Necesito este mundo zozobrante y peligroso porque es mi poderosa droga para desear cosas que quiero y anhelo; deseo distracción y cosas hermosas entre mis manos; deseo consumir lo último; amo profundamente a este caótico y desordenado mundo que me inspira al placer indescriptible de tener; y sobre todo, porque me da mi cuota de dominio sobre los demás, cuando lo logro.
 
¿Que sería de mí en un mundo tranquilo y en paz, sin trabajo compulsivo y poco que trajinar?; podría morir en vida y de aburrimiento agonizaría en vida perezosa y vegetal.
 
Hay que organizarse y disciplinarse y ser responsables con aprender y estudiar; hay que llenar la mente con mucho conocimiento; mientras más, mejor; así podremos competir contra los demás; debemos prepararnos para lograr este mundo que tanto deseamos y nos da vida; todos debemos colaborar. Todo debe ser utilitario y todo debe hacerse con sentido de utilidad; hay que sacarle provecho al suelo, a la naturaleza a los animales y por supuesto, al hombre; extraerle de sus entrañas su trabajo. No se debe desaprovechar ni un milímetro cuadrado; todo debe ser rentable, y para ello uno debe prepararse, estudiar y competir.
  El prójimo es el blanco y se le debe disparar sin compasión. ¿Quién, con sentido de honestidad, se atrevería a desmentir esta afirmación?.  ¿Quién se atrevería?.    

 La competencia es necesaria como el alimento de cada día; sin motividad no hay energía y sin energía no hay actividad; así como del alimento y la digestión deviene el excremento, de la motividad, deseo y  trabajo deviene la lucha; es natural, los procesos naturales no deben ser discutidos, solo aceptados.

Tenemos un gran aliado: el estado que nos ayuda dándonos empleo y trabajos durante gran parte de nuestra vida. El estado está presto para ayudarnos antes que a los grupos económicos poderosos; qué más podemos pedir?.
 
Muchos odiamos a lucifer o por lo menos le tememos mucho; así me lo enseñaron desde, casi, el mismo nacer.
 
En realidad le tenemos un miedo visceral a su imagen y no a su presencia real y a sus acciones; es así, todos lo vivimos y todos lo adoramos; ¿acaso nuestras vidas no son lucifer en persona?; ¿acaso la competencia, la lucha y la ambición no son el propio lucifer?.
  ¿Sin la lucha se siente la vida y se palpa que uno esta vivo?; ¿acaso el placer y disfrute mundano no es eso?.
 
No soporto la idea de la muerte y mucho menos de la horrible  inexistencia, que muy asquerosa es; cuanto te adoro querida lucha, me das vida, te lo prometo.
 
Con todo esto y para terminar, tengo una pequeña historia que contar: mi gran amigo el panzón que me invito al campo hace un tiempo.
 
Que hermosura el primer día, el pasto, a lo lejos las viñas, el refrescante riachuelo, árboles en la pradera cercana y las adorables y pacientes vacas (como las quiero); el olor campestre era particularmente inolvidable, totalmente ajeno al de la ciudad; se mezclaban bien y dosificadamente los mas diversos olores: la fragancia de las flores, el olor del pasto, de las yerbas, de la humedad de la tierra y hasta la pestilencia de la bosta de vacas le daba el toque de buen gusto a todo el lugar.
 
La paz se apoderaba de todo, incluso de mí. Era tan relajante que paso por mi compulsiva cabeza comprar una pequeña casa campestre.
  Pues si, ese día fue inolvidable, deje atrás los apuros, las angustias, la lucha cotidiana y el bullicio citadino.
 
El segundo día transcurrió parecido al primero, salvo que entro por mi cuerpo una sensación de desgano por todo lo que me rodeaba; me parecía que ya tenía semanas en el lugar y que extrañaba algo que no sabia que era; comenzaron a picarme chispazos de ansiedad por mi pellejo, aderezados con fuertes latigazos de aburrimiento.
 
El tercer día, definitivamente me sentía mal; y cuando digo mal quiero decir que la vida se hacia insoportable,  para ser honesto; creo que entre en pánico; tanta tranquilidad me estaba haciendo daño; mi mente comenzaba a entrar en shock por la dosis tan fuerte de paz y tranquilidad que brotaba del lugar.
 
La ausencia de chismes y cotilleo me estaba afectando severamente.Tenia una enorme ansiedad que me daba nauseas y espasmos estomacales. Sentía, además,  una inmensa nostalgia por el alboroto de la ciudad, por el deporte en la tele, por las muchedumbres y conglomeraciones, por el apuro cotidiano, por la hediondez de la gente en racimos públicos, por los repugnantes apretujones en el tren, por hacer las cosas rápido, discutir y pelearme con el vecino y sobre todo, por luchar. En fin, añoraba a lucifer, sin saberlo. Lucifer es vida.

 Yo estaba amañado a competir y luchar desde que era joven y el apaciguado campo me lo negaba; lo digo, asqueroso campo que me daba una fuerte alergia a mi integridad.
 
Esa paz campestre me impedía sentir que estaba vivo y sobre todo que yo existía en este fiero mundo.
  Hable con mi amigo y le dije que tenia una gran urgencia en ir a  la ciudad por lo que debía ausentarme cuanto antes y, en su cara note claramente que él me había comprendido; desde el primer día.

NOTA: leer con interpretación y criterio